miércoles. 03.07.2024

-Todo ello, querido Koltsov, es mentira. En Codo, al “cinturón fortificado” le llamaban los requetés “cinturón de madera”, parodiando el famoso e inútil “cinturón de hierro” de Bilbao. No había más artillería que los morteros. Y los alemanes limitaban su presencia a la “Legión Cóndor”, que estaba bastante lejos de allí. Las defensas de estos pueblos en la estepa aragonesa eran muy precarias y se limitaban a unas pocas trincheras sobre el terreno y algunos “blocaos” al estilo de la guerra en el Rif. Koltsov tiene que justificar la lentitud del avance rojo, dirigido por sus compatriotas soviéticos y tipos como el general Walter. Los brigadistas internacionales no eran luchadores por la libertad: eran militantes comunistas aguerridos y, muchos de ellos, veteranos de la I Guerra Mundial o de los conflictos coloniales de la época. Tipos duros que se asustaron ante un puñado de universitarios y monaguillos clavados en aquellos páramos y a los que había que matar uno a uno porque no conocían la palabra “retirada”. Ya le he dicho que en algunos puntos de la defensa de Codo, los que cubrían las secciones de Bach y de Bonet, los “internacionales” recularon y fueron relevados por españoles, gentes de la FAI que sí tenían el sentido del ridículo y los cojones necesarios para morir delante de los requetés y los paisanos del pueblo. Porque otra mentira de Koltsov, y de los comunistas en general, es hablar del Alzamiento Nacional como un todo monolítico de supuestos “fascistas”. Por mí pueden irse a la mierda. Sobre todo los de ahora, que no han pisado en su vida un campo de batalla.

-No se exalte, hombre.

 

-Pueden irse a la mierda y rapidito, le digo. Era gente del pueblo: obreros, agricultores, pequeños propietarios, artesanos rurales, estudiantes, en fin, españoles de a pie, los que lucharon contra otros españoles de a pie que profesaban –y profesan- una ideología criminal y blasfema.

-Hay comunistas honestos. No exagere.

-Yo exagero lo que me da la gana. Naturalmente que hay comunistas honestos, de la misma manera que hay budistas o mahometanos honestos. Claro. Pero eso no hace especialmente verdadero al budismo, al mahometismo o al comunismo que es una religión laica, una fe. 

-Estamos perdiendo el hilo, caballero. Usted tiende al desorden, a la divagación y al exabrupto. Termine su coñac, a ver si se tranquiliza. Y acabemos con lo de Koltsov, Kolstov o como se llame el ruso. Ardo en deseos de conocer cómo se relaciona todo lo que cuenta con el final de su famoso alférez José Bach de Fontcuberta.

-Bueno, pues siga usted. Siga con este mentiroso compulsivo de Koltsov.

-“La pasividad de las unidades republicanas de Cataluña durante un año entero, ha permitido a los fascistas fortificarse aquí tan sólidamente.”

-Típico comunista: una verdad y una mentira hábilmente mezcladas. 

-Déjeme terminar. Cállese, si le es posible. “Mediana y Codo están por completo desiertos. Aquí los republicanos no han hecho ni un solo prisionero. Las pocas unidades fascistas que han sobrevivido se han unido a la guarnición de Belchite. Allí han llevado también a todos los jóvenes campesinos, movilizados a la fuerza.”

-Mentira. En los pueblos de Aragón, los anarquistas de la CNT-FAI llegados de Cataluña habían sembrado el terror más absoluto y el caos. Fueron los propios comunistas, con Líster y su 11 División a la cabeza, quienes pusieron orden en aquellas tierras, expulsando o matando a los anarquistas. Los requetés y los falangistas fueron recibidos en todos aquellos pueblos como libertadores: ayudaron a la población y reconstruyeron casas, graneros y sembrados. Si lucharon al lado de los que Koltsov llama “fascistas” fue porque temían que el terror rojo volviese a sus pueblos. Lo hicieron por voluntad propia y pelearon como leones. 

-¿Ha terminado su arenga? Continúo: “Los viejos, las mujeres y los niños se han dispersado. Codo está desierto, como encantado. En calles y patios, ni un alma. Por las terrazas de la colina se apelotonan casas edificadas con piedra gris. En las plantas bajas hay amontonados sacos de trigo y enormes tinas de aceite de oliva; en las casas de los ricachones cuelgan de los techos jamones ahumados.” No me interrumpa. “La vajilla en las alacenas, la ropa en los armarios, flores aún no marchitas en un jarro, periódicos zaragozanos del día 28 de agosto; la huida de este lugar ha sido repentina y trágica…” Oiga, deje de hacer aspavientos y déjeme leer, ¿quiere? “Corretean fatigadas las gallinas. El comisario ha dado orden de no tocarlas, pero ahora no hay quien pueda darles de beber. Las puertas de la Iglesia están abiertas de par en par; en el altar arden las lámparas; yacen las vestiduras sacerdotales; está abierto el Sagrario. En un cesto de cañas, velas clasificadas. En un platito han quedado monedas de cobre. Y al lado mismo, sobres con dibujos religiosos: Cristo bendice un rebaño de ovejas. Si se cierra el sobre, la cabeza de Franco, impresa en la lengua del sobre, cubre la cabeza de Cristo y se le aloja cómodamente en el cuello… En la Comandancia Militar, cajas de cartuchos, retratos de generales; sobre la mesa: listas de campesinos con anotaciones subrayadas como éstas: ‘ex-anarquista’, ‘ex-socialista’, ‘la mujer en Murcia’,… En la plaza, un cartel de la Falange fascista, precipitadamente rasgado por alguno de los soldados que han pasado por aquí corriendo en persecución del enemigo.”

-Es una obra maestra de la propaganda. En unas pocas frases, Kolstov acusa a la Iglesia de fascista, a Franco de creerse Dios y a los defensores de espiar a la población para masacrarla, cosa que sí hacen los comunistas. Desliza, de paso, por dos veces la especie de que no hubo resistencia en Codo, todos salieron de allí por piernas. Magnífico, un genio de la publicidad y del periodismo independiente. Perdone usted. Todo esto se parece mucho a lo que hacen, hoy mismo, en España y en Hispanoamérica, los descendientes de aquellos asesinos rojos. “La mentira, ese prejuicio pequeño-burgués, nos hará ganar grandes batallas”. La cita es de Lenin, y se la atribuyen al doctor Goebbels. Da igual, porque fueron los dos socialistas.

 

-¿Puedo continuar? Me empieza a cansar usted. Yo le he encargado un estudio objetivo de los hechos. Estoy convencido de que me he equivocado de autor.

-¿Objetivo? Está usted en la “objetividad” que se pretendía de la literatura sobre la Guerra Civil en la década de 1960, cuando ya la derecha empezaba a estar acomplejada por la victoria. Eso sí, ganaban dinero y habían aparcado el coñac. Bebían whisky, iban a la playa de vacaciones en un coche de la SEAT; leían a Gironella y Angel María de Lera, comunista, editados por Lara; y se extasiaban con los Beatles, los cantautores rojos surgidos de la nueva burguesía, la posibilidad de una nueva democracia de partidos y la libertad para ver películas eróticas sin tener que peregrinar a Perpignan. Pero todos colaboraban y se enriquecían con el régimen de Franco. Los primeros, catalanes y vascos. En la oposición real, tan sólo estaban los comunistas y los terroristas; y abandonados, traicionados con vileza, los carlistas y los falangistas honrados. Esos que habían derramado sangre a raudales en los frentes de la guerra. ¿Para qué? Me viene usted ahora con la “objetividad” y yo le digo que me la paso por donde usted puede imaginar. Estoy haciendo un trabajo objetivo porque, como ve, ofrezco información de los dos bandos. Se la comento y opino porque tuve la sensación de que podía hacerlo. Si no le parece bien, callaré mis opiniones. En cuanto a todas estas carpetas, haga lo que le venga en gana, quémelas si lo desea. Los héroes de Codo han sido olvidados. Los héroes de Codo salvaron a España, salvando Zaragoza. Si Franco hubiese perdido la guerra, este país nuestro se hubiera convertido en una república soviética más y no hubiera quedado vivo ni un solo católico, ni un solo hombre o mujer de derechas. Ni Dios, nunca mejor dicho. No me juzgue por lo que opino. Juzgue las puñeteras carpetas. Y si no, le devuelvo el anticipo.

-Mire. Tengo 83 años y, gracias a Dios y al whisky, estoy bien de salud. Mi editorial también está bien de salud. Conservo un cierto ojo para lo que puede funcionar y lo que no puede funcionar. Si le he encargado esta investigación no es por cuestiones comerciales: esto no va a funcionar. Tengo otras razones que, si se tranquiliza, le iré explicando. He leído ya lo que sigue. Y es la parte más interesante. Continuemos. Fume y beba. Respire.

-Gracias.

-“No es posible permanecer en este lugar (recuerde que Kolstov está hablando de Codo después de la batalla); dan náuseas, pues el viento difunde el terrible hedor de los cadáveres que cubren toda la pendiente de la colina y el extremo del poblado. He aquí un moro enorme; brazos y piernas extendidos. A su alrededor, dispersadas por el suelo, vainas de cartuchos disparados. Lleva la guerrera abierta, y, en el negro e hinchado pecho, una gran mancha de sangre. Otros cuatro cuerpos de soldados yacen de espaldas con las nucas desechas. Les ha pegado un tiro su propio oficial. Desde la inmediata hilera de colinas, a través de una hondonada, ataca la brigada N los fortines avanzados de Belchite.”


 

No hay palabras para la guerra - Capítulo 10 [Parte 1]