miércoles. 03.07.2024

Los poderes ocultos y el auténtico frente de la batalla

El hombre moderno no cuenta con Dios. 

 

Esto no significa que no se apoye en fuerzas superiores a él mismo. No hay que ser muy listo para darse cuenta de la ridícula pequeñez del ser humano en el universo. 

 

Los agentes del mal son más listos que los que hacen el bien. Esto ya lo advirtió Jesús en el Evangelio.

 

Los agentes del mal no cuentan con Dios, pero cuentan con el diablo. Y esto también lo advierte la Sagrada Escritura: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes." Es San Pablo en su Carta a los Efesios.

 

Haríamos bien en hacerle caso.

 

Haríamos bien en actuar en consecuencia: tenemos que ser conscientes de que los agentes del mal mienten y se disfrazan; invaden territorios e infiltran organizaciones; se camuflan como "autores de obras buenas": el demonio puede convertirse en ángel de luz; el demonio es el "príncipe de este mundo y el padre de la mentira". 

 

Estoy hablando del trigo y la cizaña. Hay que esperar al final de los tiempos para separarlos.

 

Y, sin embargo, hay que trabajar por la paz y la justicia en este mundo. Y la paz y la justicia pasan por la defensa de la vida y de la familia. No hay otro camino.

 

Satanás lo intentó por la violencia y el horror de la II Guerra Mundial, y por el terror criminal comunista. Lo intentó con la explotación económica de los pueblos. Lo intenta ahora con la invención constante de guerras en todo el mundo, con la yihad y el supuesto enfrentamiento entre civilizaciones.

 

Pero son maniobras de distracción. Con todo su drama, Siria no es lo importante. Con todo su drama, los refugiados no son lo importante. Con todo su drama de abusos y latrocinios, la corrupción no es lo importante.

 

Lo importante sale poco en los medios. Los importantes de verdad no salen en los medios.

 

Y lo importante, allí donde el enemigo de Dios y del hombre concentra el grueso de sus fuerzas, es el frente de la vida y la familia. 

 

Sus fuerzas son un conglomerado de ejércitos aliados que van desde oligarcas como Soros, Gates y Rockefeller, a empresas tecnológicas, gurús de internet y laboratorios culturales vinculados al MIT y a algún que otro museo. Un ejército que concentra y une para este objetivo a enemigos irreconciliables: neocomunismo, indigenismo, socialismo (Podemos, Maduro, Verstrynge, Corea o China) y capitalismo, liberalismo y socialdemocracia (PP, PSOE, C's, y sus equivalentes a nivel internacional), rendidos todos ellos a la agenda cultural del lobby LGTB.

 

Añadan a influyentes corifeos mediáticos, como El País, Le Monde, The Guardian, el NY Times o The New Yorker. Añadan la multitud de digitales "conspiranoicos" pagados para difundir patrañas o exculpar a ciertos países de actos oscuros y maquinaciones muy turbias en las que sí están implicados.

 

Un ejército, ya ven, multiforme y poderosísimo. 

 

No perdamos la concentración de nuestras fuerzas. No nos confundamos de frente de batalla. No caigamos en maniobras de distracción del enemigo.

 

Esto lo tenía muy claro San Juan Pablo II. Por eso atentaron contra él. 

 

Lo advirtió la vidente de Fátima, Sor Lucía: 

 

"El enfrentamiento final entre el Señor y el reino de Satanás será sobre la familia y sobre el matrimonio.

 

“No tengan miedo, añadía, porque quien trabaje por la santidad del matrimonio y de la familia será siempre combatido y odiado de todas formas, porque este es el punto decisivo."

 

San Juan Pablo II advertía que este era el nudo porque se tocaba la columna que sostiene la Creación, la verdad sobre la relación entre el hombre y la mujer y entre las generaciones. Si se toca la columna central cae todo el edificio. 

 

Y esto ahora lo vemos, porque estamos en este momento y lo sabemos.

 

La monja de Fátima sostenía que la Virgen ya ha “aplastado” la cabeza a Satanás.

Lo cual vuelve al diablo más peligroso: se sabe derrotado y odia aún con más fuerza, si es que ello es posible. No podemos concebir los límites de un horror tan inhumano.

 

Sería ingenuo no tomar en consideración estas cuestiones. 

 

Los agentes del mal piden la ayuda de los seres espirituales. La piden en las logias, en las misas satánicas, en sus ritos orgiásticos, en su confianza en magos y chamanes.

 

Solo tienen que leer los libros del exorcista padre Gabriel Amorth para que su ingenuidad caiga hecha pedazos. Y tiemblen.

 

Pero no hay que tener miedo. 

 

Como dijo otro gran Ignacio, "la lucha es de David contra Goliat".

 

No olvidemos que venció David. Con la ayuda de Dios.

 

No olvidemos que, pase lo que pase, el 26 de junio -fiesta de San Josemaría Escrivá, por cierto- ya hemos ganado.

 

Sigamos luchando. Porque, cuando vuelva el Hijo del Hombre ¿encontrará fe sobre la tierra?


 

Los poderes ocultos y el auténtico frente de la batalla