miércoles. 03.07.2024

El médico y psicoterapeuta austríaco Alfred Adler (1870-1937), creador de los conceptos complejo de superioridad y complejo de inferioridad creía que “todos tenemos un sentimiento de inferioridad pero no se trata de un trastorno, sino de un estímulo que nos impulsa a esforzarnos y desarrollarnos. El complejo de inferioridad se convierte en una condición patológica solo cuando esa sensación de insuficiencia nos abruma y, en vez de estimularnos, nos deprime e inhibe nuestro desarrollo”.

Adler fue el fundador de la escuela conocida como psicología individual y junto con Sigmund Freud marcó el rumbo de la psicología a principios del siglo XX. Según creía este psicoterapeuta, el niño nace con un potencial intrínsecamente bueno. Sin embargo, en ocasiones, en vez de sentirse aceptado y querido puede tener la convicción de que vale menos que los demás. 

Adler pensaba que este complejo de inferioridad podía deberse a factores de índole psicológico relacionados con una inadecuada educación de los padres. Una educación demasiado autoritaria o, por el contrario, una educación demasiado consentidora o sobreprotectora podían dar lugar a lo que se conoce como ‘sentimiento de inferioridad’.

Obviamente, cualquier persona en alguna ocasión puede sentirse inferior a otra. Pero si estos sentimientos no son pasajeros u ocurren en situaciones concretas sino que se prolongan en el tiempo y para cualquier esfera de la vida se puede hablar de un complejo de inferioridad que, por desgracia, va a limitar mucho la vida de quien lo sufre y alterar su comportamiento y personalidad.

¿Cuáles son los principales síntomas del complejo de inferioridad?

Los psicólogos señalan como más importantes:

  • Baja autoestima.
  • Escasa confianza en uno mismo y sus capacidades unido al sentimiento de no estar a la altura de los otros.
  • Gran timidez en los contextos sociales.
  • Escasa vida social.
  • Tendencia a complacer de manera excesiva a los demás.
  • Dificultad para tomar decisiones.
  • Escasa autonomía (se tiende a depender de las opiniones de los demás). Falta de criterio propio.
  • Tendencia a menospreciar sus logros.
  • Tendencia a sobrevalorar los logros de los demás.
  • Escepticismo en torno al amor romántico y, por supuesto, a la posibilidad de ser amado.
  • Autoagresión, en ocasiones.

 

¿Qué causa el complejo de inferioridad?

Son diversas las causas que pueden originar este trastorno y resulta, además, de vital importancia dar con ellas, ya que detectarlas es uno de los pasos fundamentales para abordar su tratamiento terapéutico.

- En muchas ocasiones el complejo de inferioridad tiene su origen en la infancia y en la relación que tuvo quien lo sufre con sus progenitores. No contar con el amor, la protección y la motivación de unos padres puede ser un factor determinante como también lo sería su opuesto: la sobreprotección. Un exceso podría contribuir a la aparición de este complejo.

- A menudo, una peculiaridad física puede originar también este complejo: el peso, ser más alto o más bajo que los demás, tener algún rasgo acentuado como una nariz grande, una mancha en la piel o los dientes mal colocados.

- En ocasiones surge también por una característica que la persona acomplejada puede considerar humillante: sudar demasiado, temblar si se pone nerviosa, tartamudear, ruborizarse en público...

- Creer que no se poseen determinadas habilidades como ser inteligente, tener buena cultura o tener don de gentes para relacionarse.

- Creer que no se es apto para realizar algo aunque ni siquiera se haya intentado previamente.

- Ser demasiado exigente con uno mismo.

- Cuando la persona se centra constantemente en sus debilidades y no en sus fortalezas.

- Haber recibido críticas de forma continua por padres, profesores o compañeros.

 De hecho, los expertos señalan, como lo expresó Adler también hace un siglo, que más allá del efecto psicológico que esa peculiaridad física o característica puede originar en el individuo, la verdadera causa del complejo de inferioridad debe buscarse en el refuerzo positivo o negativo que ha recibido de su entorno siendo niño.

Para los psicólogos un niño que es aceptado y recibe el cariño de sus padres y su grupo de referencia más allá de esos supuestos ‘defectos’ probablemente crezca como un adulto seguro de sí mismo. Si por el contrario se le critica, recrimina o incluso vive en un ambiente donde los progenitores tampoco se valoran tendrá más tendencia a desarrollar una imagen negativa de si mismo. Del mismo modo, las personas que han crecido en un ambiente sobreprotector y que tienen tendencia a buscar de forma continua el apoyo de los demás también son más susceptibles de desarrollar un complejo de inferioridad.

¿Es posible atajar por lo sano el complejo de inferioridad? Cuando este trastorno afecta a todos o casi todos los ámbitos de la vida de un individuo y además perdura en el tiempo se hace necesario buscar ayuda terapéutica. El psicólogo establecerá las pautas para buscar las posibles causas qué lo han originado y ayudará al paciente a trabajar sobre esos pensamientos distorsionados que han hecho mella en él y provocado esa valoración negativa de sí mismo. Comenzar a percibirse de otra manera y mejorar o dar salida a la autoestima son claves en este proceso.

Vía 20minutos

Síntomas y causas del complejo de inferioridad