sábado. 28.09.2024

El hecho de que nos hayan hecho creer que los virus y las bacterias son nuestros enemigos, nos ha sumergido en una lucha contra la propia vida. Quieren que nuestro paso por este mundo tenga como finalidad la enfermedad, ahí está el negocio, por ello la mayor inversión no se hace para curar a los enfermos, sino para medicar a los sanos. Aquí entran las vacunas, diseñadas para “prevenir” una enfermedad que no sabemos si sufriremos y someternos a un riesgo de efectos adversos asegurados. Obviamente, para que la campaña de marketing de las farmacéuticas funcione, había que hacer creer a la población el cuento de que las personas son INVÁLIDOS INMUNOLÓGICOS.

Sin embargo, la biología una vez más contradice a estas empresas depredadoras.

La inmunidad innata o natural es aquella con la que nacemos y que está presente a lo largo de toda nuestra vida.  Ya en el vientre de la madre un virus se encarga de inmunodeprimirla para que no ataque los tejidos del feto, que tienen la mitad de material genético del padre. Otro virus desarrolla el trofoblasto para que la placenta alimente a la nueva vida que crece en su interior. Al nacer, el bebé pone en funcionamiento su inmunidad adquirida, aquella que tiene memoria y lo hace impregnándose de bacterias y virus del canal vaginal de su madre. A través de los besos, caricias y leche materna, millones de microbios colonizarán al bebé enriqueciendo su sistema inmunológico y ayudándolo adaptarse al entorno. Cada nuevo virus o bacteria que se encuentre quedará guardado en la memoria bioquímica de su cuerpo, protegiéndolo el resto de su vida. El sol, la higiene, los baños en el mar, las risas, el cariño, la buena alimentación y la actividad física, protegerán la salud del niño durante toda su infancia, no le hará falta nada más.

¡Nuestros hijos no son cobayas!

¿Por qué motivo deberíamos entonces desafiar a nuestra biología inyectando un fragmento de información genética a nuestros hijos, envuelto en partículas lipídicas tóxicas?

No intentes pensar porque sólo hay una respuesta a esta pregunta y se llama MIEDO.

Párate a pensar, respira, EL MIEDO ES IRRACIONAL y no se puede tomar una decisión que puede causar graves consecuencias en la salud de nuestros hijos, en base a la manipulación que emiten en la televisión. Y menos cuando sabemos que responde a una campaña de PROPAGANDA para la venta de terapias génicas experimentales mal llamadas VACUNAS, de la que se están lucrando periodistas, políticos y médicos. 

¡PIENSA! Hay mucho en juego.

Vía Biólogos por la verdad.

No a la experimentación génica con menores