miércoles. 03.07.2024

Una de las notas definidoras del ambiente cultural, informativo y político de la España actual, es que la reivindicación española de Gibraltar (“Gibraltar Español”) es un tema tabú que está desaparecida de las escuelas, de las televisiones y de la acción política. Bueno, de la acción política hay que matizar, porque la acción política española en los últimos 40 años, con honrosas excepciones (tan honrosas como leves y escasas)  es precisamente de sentido contrario, es decir a favor de “Gibraltar Inglés”, el caso del Ministro de Zapatero,  Moratinos,  es especialmente sangrante, en este libro se explica o se aporta la clave de por qué.

Llama curiosamente la atención que una reivindicación nacional como esta, que ha estado de modo natural en la boca de todos, (hasta de los cantantes que han compuesto canciones al respecto, o en la publicidad de los envases de productos de consumo diario) sin embargo a partir de la Transición haya desaparecido por completo, (o hecho desaparecer) de la realidad social y de la mentalidad de los españoles. Es verdad que de vez en cuando salen noticias relativas a Gibraltar, pero lo hace vaciadas por completo de contenido nacional, lo mismo que pueden salir de Islas Barbados, Finlandia o Madagascar.

 

Para rescatar esta memoria histórica perdida, distraída, y detraída de los corazones y de las mentes de los españoles, quiero comentar, en esta ocasión, el libro del destacado colaborador de esta página, el Coronel D. José María Manrique, “Gibraltar Español: Tres siglos de oprobio y traiciones”. El autor no precisa presentación.

Es de la misma colección que el que ya comentamos sobre “los Misterios del 98”, y como aquél se trata de una edición muy cuidada, en papel couché, con 80 páginas sensacionales plagadas de ilustraciones, fotografías o grabados de gran calidad (unas cuatro o cinco ilustraciones por página), las de las últimas páginas, en color,  y de un valor ideológico, (más allá del puramente estético), excepcional, porque si algo demuestra la lectura de este extraordinario libro es lo dormidos y lo engañados que estamos los españoles en el tema de Gibraltar. 46 años de gobiernos al servicio de no se sabe quién, pero parece evidente que no de España, han dado lugar a un manto de silencio sobre la realidad histórica y política que hay detrás,  no solo de la ocupación inglesa de una parte de España, sino de  la actitud de los distintos Gobiernos y partidos políticos españoles,  de las televisiones y demás medios de comunicación, y de la enseñanza en todos los niveles educativos, que coadyuvan todos sin excepción a afianzar la soberanía británica sobre una parte de España. Posiblemente ese apoyo no sea gratis, y si esto se investigara explicaría muchas cosas y muchas decisiones políticas de todo rango. Esa es la triste realidad, desconozco si además en las academias militares se hace exactamente lo mismo, que si hemos llegado a ensalzar al bando de Stalin en la Guerra civil en las clases de Historia militar, pues otro tanto muy probablemente se habrá llegado también en este tema.

Yo había oído que al iniciarse la guerra del 36, los ingleses aprovecharon para correr la verja y usurpar más terreno, y que recientemente han venido haciendo lo mismo, pero lo que no sabía es qué terreno es el que se ha usurpado en concreto desde el Tratado de Utrech. En la última hoja (o mejor dicho detrás de la contraportada porque el libro está aprovechado al milímetro) se expone un mapa con los distintos corrimientos de la línea de frontera que, con toda impunidad, los ingleses han ido perpetrando a lo largo de los siglos, y que son ocupaciones que no están amparadas por el Tratado de Utrech, sino al contrario, suponen una contravención del mismo.

Se criticó a los argentinos en 1982 que recuperaran las islas Malvinas  “manu militari” en lugar, -se dijo hipócritamente para engañar a los ingenuos y a los incautos-,  de mediante el diálogo y la acción diplomática. Hay hipocresías enormes pero ninguna tan grande como la del “diálogo” con los ingleses, como si eso fuera posible o hubiera servido nunca para algo ningún diálogo con quienes jamás han entendido otro diálogo ni otro lenguaje que el de la guerra y la fuerza, de ahí que con Hong Kong no fueran tan “valientes”. Para corroborarlo, solo un detalle al respecto, de los muchos que podrían citarse, contenido en la página 47 del libro:

En 1881 las autoridades españolas colocaron unas sombrillas para proteger de la insolación a sus centinelas en el límite del campo neutral, lo que produjo un absurdo cruce de notas diplomáticas, finalizando con la “autorización inglesa” a condición de que se quitasen tras el verano, apresurándose ellos a construir obras permanentes para proteger los suyos; cuando España protestó,  dijeron “…nosotros colocamos parasoles sin pedirles permiso…”. Este suceso, más allá de él mismo,  condensa la actitud chulesca e injusta de los ingleses, y es a esta iniquidad e injusticia a la que los Reyes Juan Carlos y Felipe VI y sus gobiernos se han plegado con toda indignidad, y como si Gibraltar no nos tocara nada y estuviera en otro planeta. Este suceso no es nada para los que este libro narra. La historia de la ocupación británica de Gibraltar, una vez  en sus manos, es la de una constante invasión y ocupación de más y más territorios aprovechando la menor falla en la estabilidad política española. Quizás el lector no sepa por qué Napoleón llamó a Gran Bretaña “la pérfida Albión”, pero con este libro al menos comprenderá lo de “pérfida”.

Un análisis de la policía británica en los lavabos del parlamento inglés, -hecho público hace dos días-,  ha dado como resultado que todos los lavabos menos uno tenían restos de cocaína, si los propios políticos están en el consumo de drogas es muy difícil que el tráfico internacional de drogas desaparezca y que desaparezca Gibraltar como Meca de actividades ilícitas.

También comprenderá el lector, que al igual que en el caso de Marruecos, Gibraltar tiene dos gobiernos y dos jefes de Estado, -el suyo y el nuestro-,  y España ninguno, porque los intereses de la Nación Española hace 46 años que están huérfanos de padre y de madre. La defensa de España en este tema, como en tantos otros y una vez más,  queda en manos de los “paisanos”, como en 1808,  que sin medios y abandonados a su suerte,  hacen lo que deberían hacer y no hacen las instituciones (y núcleos de poder, como las televisiones), mientras los que ocupan poderes del Estado y cobran un sueldo para ello,  como ya ocurriera en Bayona con Napoleón, brindan con champagne y disfrutan de sus yates con el enemigo (hay una foto en el libro al respecto).

Como dice el prólogo del libro, -también extraordinario, como todo él-, a cargo de Guillermo Rocafort:

El libro del Coronel Manrique es un libro valiente, como lo es él, sin pelos en la lengua, abordando temas muy controvertidos con una hidalguía española, que gracias a ello son reflejados tal y como son, con ese laconismo que tanto debemos volver a recuperar frente a la dictadura de la prosopopeya decadente y asfixiante a la que estamos condenados. Es por lo tanto un libro de cabecera del español del futuro que surgirá después de todo este vendaval al que la historia nos tiene acostumbrados a padecer; un libro que recoge la Historia de Gibraltar desde sus orígenes y transcurre, etapa tras etapa, hasta llegar al momento presente, para abrirnos la puerta a un futuro de recuperación que deberá pasar por el sacrificio y la voluntad colectiva de los españoles de recobrar lo que nos fue pirateado”.

Añade dos cosas el prólogo que me parecen muy importantes:

-que el libro no sólo es ideal para los españoles sino también para los hispanoamericanos pues este es un asunto que también concierne a Argentina (Malvinas), a Venezuela (Esequivo), a Guatelama (Belice), y hasta Méjico o Irlanda del Norte.

– y que Gibraltar es hoy la capital de la Unión Europea del contrabando. El libro fue escrito en 2014 y entonces no había ocurrido el  Brexit, pero en la práctica la situación de Gibraltar como capital, si no de la Unión Europea sí de Europa, del contrabando (y mucho más) sigue la misma.

Y no sigo porque tendría que reproducir todo el prólogo que no tiene desperdicio.

Con frecuencia se suele achacar a la masa de católicos, que su conocimiento de la religión es muy escaso, muy epidérmico, muchas veces se les pregunta sobre cuestiones básicas como las diferencias entre Catolicismo y Luteranismo, o con los llamados Testigos de Jehová, y la mayoría de los católicos en realidad no tiene mucha idea porque la relajación religiosa ha llevado precisamente a este proceso de aculturización sobre la religión que supuestamente profesan, y que se limita con frecuencia, aún en el mejor de los casos,  a asistir a misa los domingos y permanecer allí “aguantando el chaparrón” mientras la mente está en otra cosa, sobre todo los jóvenes pero no sólo. Con la formación como españoles ocurre exactamente lo mismo, mucha gente, como esos católicos, se sienten patriotas y acuden a las concentraciones y portan una bandera de España, pero luego les preguntas y en realidad saben poco de casi todo, o mejor dicho, no saben nada de casi nada, para ser más exactos. Ser español es algo que también merece una formación en hechos y datos históricos. Este libro los condensa y proporciona de una forma amena (80 páginas se leen en un rato) y eficaz. Estos conocimientos deberían darse en las escuelas pero la realidad es que en las escuelas lo que se da es de signo contrario.

Me parece interesante reproducir lo que escribió Carlos Marx al respecto de la alianza española con Inglaterra contra los revolucionarios franceses, al ser guillotinado en 1793 Luis XVI de Francia,  que se reproduce en la página 37 del libro, porque el texto permite comprender por qué Gran Bretaña sigue siendo en la actualidad un pésimo o falso aliado de España, puñalada tras puñalada en el tema de Marruecos y en todos los demás. Dice Carlos Marx (que era ateo, anticristiano, anglófilo,  judío y desde 1849 vivió en Londres donde desarrolló toda su obra con su amigo Frederich Engels hijo de un gran propietario fabricante textil de Manchester):

Es un hecho curioso que la mera fuerza de las circunstancias empujara a estos exaltados católicos  (españoles) a una alianza con Inglaterra, potencia que los españoles estaban acostumbrados a mirar como la encarnación de la herejía más condenable, poco mejor que el mismísimo Gran Turco; atacados por el ateísmo francés, se arrojaron a los brazos del protestantismo británico”; y ello cuando “bien estuviera bajo un monarca o bien se convirtiera transitoriamente en una república, Inglaterra mantenía su hostilidad contra España sin varianza, y el plan maestro de John Dee, de Walter Raleig, de Francis Bacon, de Thomas Hobbes, el plan de aniquilar España, para adueñarse del mundo, permanecía inalterado”. (los recalcos en negrita son míos).

Lo dicho, “GIBRALTAR Español” Tres siglos de oprobio y traiciones, del Coronel D. José María Manrique García (autor, en solitario o en colaboración con otros, de más de 40 libros y una infinidad de artículos, más de 90 sólo en esta página de El Español Digital), un libro valiente como su autor, cristiano porque busca la verdad y se adhiere a ella, español, porque defiende a la Nación española, y de cabecera porque está a la vanguardia en el combate cultural contra los enemigos de España (del que el autor no ha desertado y se bate también en esta trinchera frente a la desinformación y la propaganda), y porque cuando estén prohibidos los libros en defensa de España formará parte de la Biblioteca clandestina.

Vía Gibraltar Español

“GIBRALTAR ESPAÑOL” Tres siglos de oprobio y traiciones