domingo. 29.09.2024

Si un alemán del tiempo de Guillermo II o un francés del tiempo de Clemenceau dice: Como socialista, tengo el derecho y el deber de defender mi patria si el enemigo la invade, no razona como socialista, como internacionalista, como proletario revolucionario, sino como pequeño burgués nacionalista. Porque en este razonamiento des- aparece la lucha revolucionaria de clase del obrero contra el capital, desaparece la apreciación de toda la guerra en conjunto, desde el punto de vista de la burguesía mundial y del proletariado mundial, es decir, desaparece el internacionalismo y no queda sino un nacionalismo deplorable y rutinario. Se agravia a mi país, lo demás no me importa: a esto se reduce tal razonamiento, y en ello reside su estrechez nacionalista y pequeñoburguesa. Es como si alguien razonará así en relación con la violencia individual contra una persona: el socialismo se opone a la violencia; por eso, prefiero hacer traición antes que ir a la cárcel. El francés, alemán o italiano que dice: El socialismo condena la violencia ejercida contra las naciones, y por eso me defiendo contra el enemigo que invade mi país, traiciona al socialismo y al internacionalismo. Pues ese hombre no ve más que su “país”, coloca por encima de todo a “su”… burguesía, sin pensar en los vínculos internacionales que hacen imperialista la guerra, que hacen de su burguesía un eslabón de la cadena del saqueo imperialista.

Todos los pequeños burgueses y todos los patanes sandios e ignorantes razonan exactamente igual que los renegados —kautskianos, longuetistas, Turati y Cía.—, o sea: el enemigo está en mi país, lo demás no me importa. El socialista, el proletario revolucionario, el internacionalista razona de otra manera: el carácter de la guerra (cómo es, reaccionaria o revolucionaria) no depende de quién haya atacado ni del territorio en que esté el “enemigo”, sino de la clase que sostiene la guerra y de la política continuada por esa guerra concreta. Si se trata de una guerra imperialista reaccionaria, es decir, de una guerra entre dos grupos mundiales de la burguesía imperialista, despótica, expoliadora y reaccionaria, (incluso la de un pequeño país) se hace cómplice de la rapiña, y yo, representante del proletariado revolucionario, tengo el deber de preparar la revolución proletaria mundial como única salvación de los horrores de la matanza mundial. No debo razonar desde el punto de vista de “mi” país (porque ésta es la manera de razonar del pequeño burgués nacionalista, desgraciado cretino que no comprende que es un juguete en manos de la burguesía imperialista), sino desde el punto de vista de mi participación en la preparación, propaganda y acercamiento de la revolución proletaria mundial.

 

 

Vía Universidad Obrera

Lenin, internacionalismo contra el nacionalismo