Fracaso de la COP26, la Cumbre del Clima de NNUU. Repeticiones, vaguedades y humo … mucho humo

Nada más finalizar la Cumbre del Clima en Glasglow, el sábado día 13, la cadena televisiva europea Euronews, titulaba así su última crónica, en su web:

“Decepción en la COP26” [por el acuerdo final]

(Las explicaciones entre corchetes y las negritas, son mías)

A continuación, Euronews añadía:

Las protestas por el final aguado de la COP26 en Glasgow escenifican una sensación de fracaso generalizada”.

Triunfaron países como India [y China], unos de los más contaminantes del mundo...”

Un diario online argentino es todavía más explícito –si cabe-, colocando el siguiente titular:

Fracaso de la COP26: el presidente de la cumbre [el británico Alok Sharma] lloró y pidió perdón al mundo en el cierre de la cumbre climática

Por su parte, el principal diario conservador británico, The Telegraph, -como muchos otros medios- coincide con lo que se expresa en el titular de arriba, diciendo que “el presidente de la COP26, [el británico] Alok Sharma, se encontraba casi llorando en [el final de] la Cumbre mientras pedía disculpas a los delegados por haber tenido que haber cambiado [concretamente, ablandadoel texto del acuerdo [final] en lo referente a los combustibles fósiles …”, como exigieron India, China, Rusia y otros países.

Por si alguien albergara todavía alguna duda sobre cuál ha sido la suerte de esta Cumbre Climática, podemos escuchar cómo se expresaba -al concluir la cumbre- el Secretario General de Naciones Unidas, que es socialista, en su día fue primer ministro de Portugal y actualmente es un dirigente internacional del pensamiento políticamente correcto, Antonio Guterres:

«Sé que están decepcionados. Pero el camino del progreso no siempre es una línea recta. A veces hay desvíos. A veces hay zanjas. ….”

No participaron en la COP26 los dirigentes de países que suponen más del 43% de las emisiones mundiales

La Cumbre se inauguró ya hipotecada desde sus comienzos, porque varios de los principales dirigentes internacionales decidieron ausentarse de ella, a pesar de las muchas presiones que recibieron del Presidente Biden, del Primer Ministro británico, Boris Johnson –en tanto que país organizador del encuentro- y de los dirigentes de la Unión Europea.

No parece que les importara mucho a aquellos dirigentes que se ausentaron la Cumbre en la que, según sus entusiastas –y embusteros- promotores, iba a decidirse el futuro del Planeta y de la propia Humanidad.

Como se muestra en el cuadro de aquí abajo, dichos países suponen, nada más y nada menos, que más del 43% de las emisiones mundiales del CO2 y de los demás gases de efecto invernadero (que es lo que se recoge en el cuadro). ¿Qué podía conseguirse sin la implicación personal de los líderes máximos de aquellos países en la Cumbre?

 

Principales resultados de la cumbre del clima

1) “Se mantiene como ¨posible¨ meta llegar a reducir el aumento previsto de la temperatura mundial al final del siglo a 1,5º”

Ya en el Acuerdo del Clima de Paris, de 2015, se fijó formalmente el objetivo de no más de 2ºC de incremento al final del siglo XXI, con respecto a la temperatura que existía antes de la época industrial, esto es, en torno a 1850. Se añadía que ¨se haría lo posible¨ por tomar medidas adicionales para que tan sólo hubiera un aumento de 1,5º, pero el único objetivo comprometido era el de 2ºC.

En el documento final de Glasglow se mantiene exactamente igual este asunto: el objetivo comprometido sigue siendo el de 2ºC, pero ¨se intentarᨠen los próximos años que no pase de 1,5º.

Repetir, tras 6 años, una misma formulación sólo tiene una interpretación: la COP26 no ha avanzado nada en este asunto.

La buenista Comisión Europea ha tratado de encontrar el lado positivo al acuerdo final afirmando que “la COP26 … ha mantenido vivos los objetivos [climáticos] del Acuerdo de Paris[de 2015], dándonos la oportunidad de limitar el calentamiento global a 1,5ºC” … pero –hay que añadir- si se llegan a tomar medidas adicionales en el futuro.

A eso se le suele llamar pura palabrería.

Por otra parte, aunque aquí no puedo extenderme en esto, resulta falsaria y ridícula la pretensión de obtener previsiones perfectamente precisas y seguras sobre el aumento de la temperatura media mundial que vaya a producirse dentro de unos 80 años, en 2100, introduciendo en unos modelos matemáticos las distintas medidas que cada país haya decidido adoptar, en cada momento, para combatir el llamado calentamiento global. La extremada complejidad de un sistema como el clima global, hace totalmente imposible ese tipo de predicción, todavía hoy por hoy.

 

Dejar el carbón atrás” en el mundo

2) Uno de los grandes propósitos para Glasglow, en palabras del necio Boris Johnson, del radical Presidente Biden y de los buenistas dirigentes de Europa occidental, era lograr un acuerdo formal que prohibiera la construcción en el mundo de cualquier nueva central térmica de carbón a partir de 2030. Quienes actualmente estuvieran promoviendo nuevas centrales de carbón –como China, India, África del Sur, etc.- deberían aceptar ir recortando esos planes a lo largo de la presente década. Es lo que se había llamado, con mucha ilusión, “dejar el carbón atrás” en todo el planeta: “consigning coal to history”.

En realidad, también se habían propuesto ir ordenando el cierre de las minas de carbón en el mundo, con ciertos plazos. Entre otros, Australia, se había negado a ello, ya que es uno de los principales exportadores mundiales de carbón, obteniendo con ello cuantiosos ingresos.

Todavía el 1 de noviembre, la agencia de noticias británica Reuters, titulaba así una de sus crónicas: “La COP26 se propone eliminar el carbón” [del mundo].

Luego, Reuters añadía lo siguiente:

El uso del carbón es uno de los muchos asuntos que dividen a países desarrollados y en desarrollo en su intento de hacer frente al cambio climático”.

Muchos países industrializados vienen cerrando sus centrales de carbón desde hace años para reducir las emisiones. EE.UU., por ejemplo, ha paralizado 301 plantas desde el año 2000”, pero, podemos añadir, aún tiene 246 centrales de carbón activas.

La agencia Reuters, proseguía: “Pero en Asia, donde habita el 60% de la población mundial y que concentra alrededor de la mitad de la industria mundial, el uso de carbón está aumentando en lugar de contraerse, al tener que hacer frente a una creciente demanda [nacional] de electricidad”.

 

Los países en desarrollo necesitan el carbón para crecer y sacar de la pobreza a cientos de millones de sus ciudadanos

Según GEM (Global Energy Monitor, montado por el ecologismo radical), a mediados de este año 2021 había en el mundo 354 nuevas centrales de carbón en construcción. El grueso de ellas, en Asia: China 186, India 50, Indonesia 42, Vietnam 14 …

Para acceder a aquella información, abra “See All Summary Tables” y pinche en “Coal Plants by Country (Units) July 2021”.

Aquellas naciones lo hacen, naturalmente, porque el carbón es una de las fuentes más baratas de generar electricidad y, por otro lado, porque esas centrales son mucho más sencillas de construir y operar, en comparación –por ejemplo- con las centrales nucleares o con las intermitentes y poco fiables eólica y solar, que desestabilizan las redes eléctricas de los países.

Las térmicas de carbón funcionan como centrales de base (baseload power plants) del sistema eléctrico de un país, esto es, sirven para hacer frente –con toda fiabilidad- a la demanda mínima existente de electricidad en cada periodo de tiempo, con total independencia de la fuerza del viento, de si hay o no radiaciones solares y de si los embalses hidráulicos cuentan o no con suficiente nivel de agua. Esto es, son centrales de potencia invariable, a diferencia de las renovables.

Europa, Norteamérica y Japón se pudieron desarrollar económicamente mediante el carbón y China, India y otros países en desarrollo quieren hacer lo mismo, como es lógico; la supuesta “salvación del Planeta” es un objetivo muy secundario para esos países. ¿Qué persona razonable puede disentir de este planteamiento?

 

El carbón NO ha quedado prohibido en la COP26

Como suele ocurrir en estas cumbres-circo (en el peor sentido de circo) durante diez o doce días todo el mundo estaba allí muy excitado repitiendo que ese objetivo estaba al alcance de la mano, pero el mismo último día India –con el apoyo de China, Rusia y otros países- se opuso rotundamente a que la eliminación del carbón (phase-out) figurara en el documento final, obligando a que apareciera el –difuso- propósito de promover su reducción (phase-down). Eso es lo que ha quedado en el documento final de la cumbre. Los fanáticos soñadores –entre ellos Boris Johnson, la presidente de la Comisión Europea Ursula Von der Leyen, etc., se han quedado con la miel en los labios y las manos vacías … como de costumbre.

Este era uno de los objetivos decisivos de esta cumbre en Glasglow.

 

Los objetivos de financiación de las medidas contra el cambio climático tampoco han progresado

3) Siguiendo, nuevamente, el comunicado de prensa de la Comisión Europea del último día de la cumbre:

En lo relativo a la financiación climática [en favor de los países en desarrollo], el documento[final] acordado compromete a los países desarrollados … a alcanzar la cifra objetivo de 100.000 millones de dólares US [al año] lo antes posible”.

Adivine el lector cuándo se fijó dicha cifra objetivo de la enorme cantidad de 100.000 millones de dólares US anuales en favor de los países en desarrollo. Ha acertado Vd., en la Cumbre de Paris de 2015 y se debía haber conseguido ya en 2020, pero ese no ha sido el caso.

Conforme a los cálculos de la OCDE, en 2019 (último año del que se dispone de información completa) aquel tipo de ayuda alcanzó casi los 80.000 mill. US$, con un aumento de sólo el 2% con respecto al año anterior, 2018.

Y, como expresaba el comunicado de prensa de la Comisión Europea, no se fijaba en qué año se alcanzará realmente ese objetivo. Eso sí, se dice que “las partes [negociadoras] se comprometen a emprender un proceso que defina un [nuevo] objetivo de financiación a largo plazo que se aplicaría a partir de 2025”.

Traducido a términos comprensibles: no va a haber una nueva cifra objetivo, por encima de los 100.000 US$, a lo largo de los 4 años (2021-2024), hasta 2025.

¿Es esto un avance en financiación con respecto al Acuerdo de Paris, de hace seis años? 

 

Mejor medidas de adaptación que medidas de mitigación del clima

En el documento final de Glasglow sí que figura un cambio positivo en la financiación prevista. Ahora bien, es una medida para la que han presionado los propios países en desarrollo, con buen sentido.

Digamos, de entrada, que no supone un aumento neto de la financiación prevista, sino una redistribución –dentro de aquella cifra objetivo de 100.000 mill. US$- en favor de que los donantes dediquen una mayor proporción del total a medidas que supongan una adaptación de las sociedades al clima cambiante.

Y ello, a costa de dedicar menos recursos financieros a la quimera de intentar alterar el clima mundial; a este tipo de actuaciones, se les denomina mitigación del clima.

En realidad, la adaptación es lo que todas las comunidades humanas han hecho, espontáneamente, durante muchos cientos y miles de años: adaptar las condiciones de su vida y de su actividad productiva a las variaciones naturales del clima. Como es evidente: el clima casi nunca ha permanecido mucho tiempo en un estado invariable, en contra de lo que insinúan los ecologistas.

 

Ejemplos de actuaciones de adaptación al clima cambiante

Medidas de adaptación son, por ejemplo, la construcción o refuerzo de diques de contención del agua marina allí donde su nivel esté aumentando tendencialmente o en tramos de ríos en los que se estén produciendo unas mayores y más regulares inundaciones. También, comprende medidas de ahorro en el uso del agua y la búsqueda de nuevos acuíferos de agua potable en las zonas específicas que estén experimentando un continuado calentamiento o, incluso, desertización.

Asimismo, supone adaptación promover entre los agricultores el uso semillas de ciertas especies de cultivos alimenticios más capaces de soportar un mayor o menor nivel de humedad del suelo agrícola del que haya venido existiendo con anterioridad. También, el reforzamiento del sistema sanitario en las comarcas en las que se esté produciendo la expansión de determinadas enfermedades como consecuencia de cambios en el clima.

Son centenares las posibles medidas de adaptación a un clima que –como ha sucedido casi siempre- esté variando en uno u otro sentido: más calor o más frio, más o menos lluvias, elevación o descenso del nivel del mar en ciertas zonas, etc.

 

 

 

 

 

Vía A Orillas del Potomac