Crujirse los dedos, ¿es realmente malo?

La cavitación es el proceso que provoca el sonido tan característico de crujirnos los dedos. Este gesto, tan común para muchos, no tiene por qué tener consecuencias negativas si se hace de forma ocasional.

Una de dos, o eres de los que les encanta crujirse los dedos o, por el contrario, odias el sonido que genera este acto, para muchos cotidiano. Está en el imaginario colectivo la idea de que este hábito daña a largo plazo nuestras articulaciones, pero, ¿qué hay de cierto en ello?

Marcos Paulino, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y reumatólogo del Hospital General Universitario de Ciudad Real, aclara que esta práctica no es contraproducente siempre y cuando se realice ocasionalmente. “Si lo hacemos de forma muy repetitiva, como si fuera una manía o una especie de obsesión, nos puede provocar molestias, dolor o rigidez. Cualquier actividad física llevada al extremo resulta perjudicial”, indica. 

Una explicación que comparte Aurora Araújo, decana del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, quien resalta que solo hay que preocuparse en aquellos casos donde aparezca dolor o inflamación persistente, ya que son síntomas de problemas mecánicos en los dedos. 

“Al practicar esa costumbre de manera muy frecuente estamos irritando y elongando los ligamentos, por lo que podemos producir inestabilidad en las articulaciones”, añade. 

 

¿Qué suena al crujirnos los dedos?

Todo se reduce a lo que se conoce como cavitación, proceso que provoca el sonido tan característico de estos chasquidos. Paulino detalla que “en el líquido sinovial que lubrica nuestras articulaciones se pueden formar burbujas de gas (dióxido de carbono, oxígeno, nitrógeno). Al forzar la articulación con la flexión o extensión, se origina un aumento de la presión intraarticular, provocando la liberación de estos gases”. 

Por tanto, tal y como expone Araújo, más que un crujido, lo que se escucha es una pequeña explosión que se produce tras reducirse el espacio en la bolsa sinovial. Una vez que los gases salen de la solución líquida, vuelven poco a poco a su posición inicial

Y, ¿por qué sentimos la necesidad de crujirnos los dedos? “Algunas personas sienten bienestar al llevarlo a cabo, es como una manera de desentumecer las articulaciones. Al notar el chasquido, las notan más flexibles y sin presión interior”, manifiesta Paulino, aunque el experto declara que también puede tratarse de un hábito sin mayor explicación. 

Por su parte, Araújo apunta que la gente puede llevar a cabo este gesto porque está nerviosa o porque ya se ha convertido en un hábito inconsciente. 

 

¿Crujirnos los dedos puede provocar artritis?

Como ya se ha mencionado, el hábito de chascar las articulaciones no suele acarrear problemas a medio o largo plazo, a no ser que se haga de forma constante, cosa que puede acabar afectando a los ligamentos y tendones. 

Ante la duda de si esta costumbre, cuando pasa ya a ser una obsesión, puede predisponer la aparición de artritis, los especialistas consultados por CuídatePlus también coinciden: los estudios médicos llevados a cabo hasta el momento en personas que han desarrollado esta patología con los años no han probado que crujirse los dedos esté relacionado con el diagnóstico de artritis ni de artrosis

“Lo que parece razonable es recomendar a un paciente con artritis que no se cruja los dedos, por el dolor y el aumento de inflamación que le provocaría”, añade Paulino. 

 

Consejos para dejar de crujirse los dedos

El portavoz de SER insiste en que si esta práctica es puntual, no hay por qué dejarla. “Otra cosa es que se cruja los dedos de forma compulsiva y, aparte de que tiene consecuencias negativas para las articulaciones, también afecta a las personas de su entorno, que les puede parecer desagradable y hasta una falta de educación”, señala.   

En cuanto a las recomendaciones para dejar este hábito, Araújo enumera:

  • Realizar ejercicios de muñeca y dedos.
     
  • Sustituir por otros movimientos o gestos, como, por ejemplo, sujetar un bolígrafo o cruzar los dedos.

 

 

Vía Cuidate Plus