EL VIEJO BRIGADA - PARTE 3

Harris - Parte 9

Aeropuerto de París-Orly, de madrugada. Claude Harris ha dormido poco en el avión. Demasiada cerveza y demasiado café.

 

-¿Qué misterio es éste de la empresa española?, ¿ahora resulta que unas acciones van a Suiza en ambulancia, Jim? Sólo era cuestión de comprar a un par de tipos del Consejo de Administración y formalizar las cosas en la Union de Banque Suisse.

 

Jim pisó el acelerador y llevó el Buick en dirección a Lyon. Jim Schiele era el enlace de Carlyle en París y, mientras conducía, puso al corriente a Claude Harris de los últimos acontecimientos en relación con la venta de Motorico.

 

-¿Así que un guardia civil anda metido en esto? Muy español, qué podemos esperar de un guardia civil… 

-Y los rusos, Claude. 

-¿Los rusos también? Van a conseguir hacer de esta pequeña venta un conflicto de intereses internacional. 

-Bueno, les interesa montar un lío en España, replicó Jim. Ya sabes, a través de Comisiones Obreras y del Partido Comunista. 

-Me suena esta canción. 

-Sí. No les gusta que nosotros y los de Willy Brandt, los socialistas alemanes, tutelemos la transición española. 

-Yo no tutelo nada, Jim, me importa muy poco la política. A lo nuestro: ¿Sabes quién es el ruso a cargo de la operación? 

-Creo que lo conoces, Claude. Un viejo amigo.

-¿Kolstov? 

-El mismo. 

-Un guardia civil castizo y Kolstov, ¿eh? Esto se complica, Jim. Pero me divierte, muchacho. Un abuelo como yo cada vez tiene menos oportunidades de divertirse, dijo Claude Harris pensando en el trasero de Valerie. ¿Los del viejo Igor son los habituales? 

-Pues sí, Claude. Raduyev y Ulianov, seguro. Alguno más, pero Sprinkoth no lo conoce. 

-Habrá que decirle a Sprinkoth que afine un poco. 

-Sí, Claude. 

 

Y el Buick se perdió en la noche de Francia como tantos americanos se habían perdido en Normandía. Pero Claude Harris no se sentía ya como un águila junto a los suyos. Es el siglo de los buitres, se dijo.